Frases sobre el ser humano
Muchas cosas hay portentosas, pero ninguna como el hombre. Tiene recursos para todo; sólo la muerte no ha conseguido evitar.
Sabed que el hombre supera infinitamente al hombre.
¡Qué amable cosa es el hombre cuando es verdaderamente hombre!
Así es el hombre, ese gran y verdadero anfibio cuya naturaleza puede vivir en mundos heterogéneos y separados.
Descripción del hombre: dependencia, deseo de independencia, necesidad.
Dios ha creado al hombre como una animal sociable, con la inclinación y bajo la necesidad de convivir con los seres de su propia especie, y le ha dotado, además, de lenguaje, para que sea el gran instrumento y lazo común de la sociedad.
El hombre es el ser supremo para el hombre.
El hombre es naturalmente crédulo, incrédulo; tímido, temerario.
El hombre es un pedazo del universo hecho vida.
El hombre no es más que un omnívoro que viste pantalones.
Hay que tomar a las personas como son, no existen otras.
Lo más profundo del hombre es su piel.
Los hombres no son sino los instrumentos del genio del universo.
Los hombres que se bastan a sí mismos son inservibles a la verdadera amistad.
Los hombres viven del olvido; las mujeres, de recuerdos.
Toda existencia individual está determinada por innumerables influencias del ambiente humano.
Un hombre y una mujer son hasta tal punto la misma cosa que casi no se entiende la cantidad de distinciones y de razonamientos sutiles de los cuales se nutre la sociedad sobre este argumento.
Los soberanos huéspedes de ojos llenos de destino.
Cada ser es un himno destruido.
Los hombres despiertos no tienen más que un mundo, pero los hombres dormidos tienen cada uno su mundo.
Siempre me ha parecido que a un ser humano sólo le puede salvar otro ser humano.
Seamos tan diferentes con los hombres como con los cuadros, a los que tratamos siempre de dar una luz favorable.
Si en los hombres no aparece el lado ridículo, es que no lo hemos buscado bien.
El ser humano ha emprendido el viaje en busca de otros mundos, otras civilizaciones, sin haber conocido a fondo sus propios escondrijos, sus callejones sin salida, sus pozos o sus oscuras puertas atrancadas.