Frases sobre las leyes
Con tanto ardor deben los ciudadanos pelear por la defensa de las leyes, como por la de sus murallas, no siendo menos necesarias aquéllas que éstas para la conservación de una ciudad.
Las leyes son inútiles para los buenos, porque los hombres de bien no las necesitan; y también para los malos, porque éstos no son mejores con ellas.
En tiempos de corrupción es cuando más leyes se dan.
Seamos esclavos de las leyes, para poder ser libres.
¿Qué confianza puede tenerse ni qué protección encontrarse en leyes que dan lugar a trampas y enredos interminables, que arruinan a los pleiteantes, engordan a los curiales y facilitan a los Gobiernos el cargar impuestos y derechos sobre las disensiones y pleitos eternos de sus súbditos?
Muchas veces las leyes son como las telarañas: los insectos pequeños quedan prendidos en ellas; los grandes la rompen.
No pudiendo cambiar los hombres, se cambian sin tregua las instituciones.
Si alguna vez descubre usted alguna ley, sea usted prudente y no trate de aplicarla. Ha descubierto la ley…, es bastante. Porque si esta ley es física y trata de aplicarla en una máquina, tropezará con la materia bruta; y si es una ley social, tropezará con la brutalidad de los hombres.
Imponer condiciones excesivamente duras es dispensar de su cumplimiento.
El buen juez no ha de torcer las leyes a su condición, sino torcer su condición conforme a las leyes.
Inicua es la ley que a todos igual no es.
Los legisladores necesitan ciertamente una escuela de moral.
La Ley ha sido dada para que se implore la gracia; la gracia ha sido dada para que se observe la ley.
El árbol de las leyes ha de podarse continuamente.
La ley es el lecho por donde pasa el torrente de los hechos.
La Ley, en su magnífica ecuanimidad, prohibe, tanto al rico como al pobre, dormir bajo los puentes, mendigar por las calles y robar pan.
Las leyes mantienen su crédito no porque sean justas, sino porque son leyes.
Las mejores leyes nacen de las costumbres.
Para destruir las malas prácticas, la ley es mucho menos útil que los esfuerzos individuales.
Si las leyes fueran constituidas por los hombres, o por las sentencias de los jueces, serían derechos matar, robar, adulterar, etcétera.
Si se quisieran estudiar todas las leyes, no habría tiempo material de infringirlas.
Tan perjudicial es desdeñar las reglas como ceñirse a ellas con exceso.
Yo defendería la ley, aunque no fuera más que para protegerme de mi mismo.
En todas las cosas parece existir como ley un círculo.