Hermann Hesse

(1877-1962) Escritor suizo, de origen alemán.

Frases célebres

La belleza no hace feliz al que la posee, sino a quien puede amarla y adorarla.

Hay quienes se consideran perfectos, pero es sólo porque exigen menos de sí mismos.

Cuando odiamos a alguien, odiamos en su imagen algo que está dentro de nosotros.

Para que pueda surgir lo posible es preciso intentar una y otra vez lo imposible.

Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la violencia.

Los libros sólo tienen valor cuando conducen a la vida y le son útiles.

Cuando se teme a alguien es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros.

No digas de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. No vivimos de otra cosa que de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada uno de ellos contra el que cometemos una injusticia es una estrella que apagamos.

Hacer versos malos depara más felicidad que leer los versos más bellos.

La divinidad está en ti, no en conceptos o en libros. La verdad se vive, no se enseña.

He sido un hombre que busca y aun lo sigo siendo, pero ya no busco en las estrellas y en los libros, sino en las enseñanzas de mi sangre.

La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el ensayo de un camino, el boceto de un sendero.

La práctica debería ser producto de la reflexión, no al contrario.

Sin el animal que habita dentro de nosostros somos ángeles castrados.

Cuando alguien que de verdad necesita algo lo encuentra, no es la casualidad quien se lo procura, sino él mismo. Su propio deseo y su propia necesidad le conducen a ello.

Algunos pensamos que lo que nos hace más fuertes es aguantar, pero otras veces es dejarlo estar.

No reniego del patriotismo, pero primeramente soy un ser humano, y cuando ambas cosas son incompatibles, siempre le doy la razón al ser humano.

Nunca he perdido el sentimiento de contradicción que hay detrás de todo conocimiento.

No tengo derecho a juzgar la vida de los otros. Sólo debo juzgarme a mí mismo y elegir o rechazar en función de mi persona.

El amor no existe para hacernos felices sino para mostrarnos cuánto podemos resistir.

Nada te puedo dar que no exista ya en tu interior. No te puedo proponer ninguna imagen que no sea tuya… Sólo te estoy ayudando a hacer visible tu propio universo

Uno nunca llega a casa—dijo—, pero donde quiera que se crucen caminos amistosos, todo el mundo parece estar en casa por un tiempo.

El amor no debe pedir —dijo—, ni tampoco exigir. Ha de tener la fuerza de encontrar en sí mismo la certeza. En ese momento ya no se siente atraído, sino que atrae él mismo.