Jorge Luis Borges

(1899-1986) Escritor argentino.

Frases célebres

Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única.

Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón.

Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca.

He cometido el peor pecado que uno puede cometer. No he sido feliz.

La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene.

La belleza es ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica.

Todas las teorías son legítimas y ninguna tiene importancia. Lo que importa es lo que se hace con ellas.

Antes las distancias eran mayores porque el espacio se mide por el tiempo.

Quienes dicen que el arte no debe propagar doctrinas suelen referirse a doctrinas contrarias a las suyas.

Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos.

He sospechado alguna vez que la única cosa sin misterio es la felicidad, porque se justifica por sí sola.

La duda es uno de los nombres de la inteligencia.

Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído.

Que cada hombre construya su propia catedral. ¿Para qué vivir de obras de arte ajenas y antiguas?

Estoy solo y no hay nadie en el espejo.

Sólo aquello que se ha ido es lo que nos pertenece.

Para el argentino, la amistad es una pasión y la policía una mafia.

La Universidad debiera insistirnos en lo antiguo y en lo ajeno. Si insiste en lo propio y lo contemporáneo, la Universidad es inútil, porque está ampliando una función que ya cumple la prensa.

¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad.

Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mi me enorgullecen las que he leído.

Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.

Me gustaría ser valiente. Mi dentista asegura que no lo soy.

Hay comunistas que sostienen que ser anticomunista es ser fascista. Esto es tan incomprensible como decir que no ser católico es ser mormón.

Yo no bebo, no fumo, no escucho la radio, no me drogo, como poco. Yo diría que mis únicos vicios son El Quijote, La divina comedia y no incurrir en la lectura de Enrique Larreta ni de Benavente.