Edgar Allan Poe
(1809-1849) Escritor estadounidense.
Frases célebres
Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche.
Cuando un loco parece completamente sensato, es ya el momento de ponerle la camisa de fuerza.
La enorme multiplicación de libros, de todas las ramas del conocimiento, es uno de los mayores males de nuestra época.
Tal vez sea la propia simplicidad del asunto lo que nos conduce al error.
Porque la tortuga tiene los pies seguros, ¿es ésta una razón para cortar las alas al águila?
La felicidad no está en la ciencia, sino en la adquisición de la ciencia.
Todas las obras de arte deben empezar por el final.
En el amor desinteresado de un animal, en el sacrificio de sí mismo, hay algo que llega directamente al corazón del que con frecuencia ha tenido ocasión de comprobar la amistad mezquina y la frágil fidelidad del Hombre natural.
Si se me pidiera que definiera en pocas palabras el término arte, lo llamaría la reproducción de lo que los sentidos perciben en la naturaleza a través del velo del alma.
Cualquiera que sea su parentesco, la belleza, en su desarrollo supremo, induce a las lágrimas, inevitablemente, a las almas sensibles.
No es verdaderamente valiente aquel hombre que teme ya parecer, ya ser, cuando le cuadra, cobarde.
Todo lo que vemos o parecemos es solamente un sueño dentro de un sueño.
Tengo una gran fe en los tontos, autoconfianza le llaman mis amigos.
¿No tenemos en nosotros una perpetua inclinación, pese a la excelencia de nuestro juicio, a violar lo que es la Ley, simplemente porque comprendemos que es la Ley?
No tengo fe en la perfección humana. El hombre es ahora más activo, no más feliz, ni más inteligente, de lo que lo fuera hace 6000 años.
La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia.
Es dudoso que el género humano logre crear un enigma que el mismo ingenio humano no resuelva.
En la música es acaso donde el alma se acerca más al gran fin por el que lucha cuando se siente inspirada por el sentimiento poético: la creación de la belleza sobrenatural.
A la muerte se le toma de frente con valor y después se le invita a una copa.
En la crítica seré valiente, severo y absolutamente justo con amigos y enemigos. Nada cambiará este propósito.
La corrupción del gusto forma parte de la industria de los dólares y hace juego con ella.
El hombre que quiere contemplar frente a frente la gloria de Dios en la tierra, debe contemplar esta gloria en la soledad.
Lo que el mundo llama genio es el estado de enfermedad mental que nace del predominio indebido de algunas de las facultades. Las obras de tales genios no son sanas en sí mismas, y reflejan siempre la demencia mental general.
Los hombres de genio abundan mucho más de lo que se supone. En realidad, para apreciar plenamente la obra de lo que llamamos genio hace falta poseer todo el genio que necesitó para producir la obra.