Franz Kafka

(1883-1924) Escritor checoslovaco.

Frases célebres

La desgracia de Don Quijote no fue su fantasía, sino Sancho Panza.

No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas. Esto significa que vives.

Todo el conocimiento, la totalidad de preguntas y respuestas se encuentran en el perro.

El gesto de amargura del hombre es, con frecuencia, sólo el petrificado azoramiento de un niño.

A partir de cierto punto no hay retorno. Ese es el punto que hay que alcanzar.

En tu lucha contra el resto del mundo te aconsejo que te pongas del lado del resto del mundo.

La literatura es siempre una expedición a la verdad.

Toda revolución se evapora y deja atrás una estela de burocracia.

Reflexionar serena, muy serenamente, es mejor que tomar decisiones desesperadas.

La juventud es feliz porque tiene la capacidad de ver la belleza. Cualquiera que conserve la capacidad de ver la belleza jamás envejece.

El poseer no existe, existe solamente el ser: ese ser que aspira hasta el último aliento, hasta la asfixia.

El ocio es el padre de todos los vicios, y es el coronamiento de todas las virtudes.

Es solo por su estupidez que algunos pueden estar tan seguros de sí mismos.

A quien no lo siente, no es posible hacérselo comprender.

—Interpretas mal los hechos —dijo el sacerdote—, la sentencia no se pronuncia de una vez, el procedimiento se va convirtiendo lentamente en sentencia.

Los besos por escrito no llegan a su destino, se los beben por el camino los fantasmas.

Lo cotidiano en sí mismo es ya maravilloso. Yo no hago más que consignarlo.