Frases sobre el gobierno
Si tuviera que dimitir cada vez que el Gobierno discrepa conmigo, no duraría una semana como ministro de Defensa.
Donde quiera que veáis la moderación sin tristeza, la concordia sin esclavitud, la abundancia sin profusión, decid confiadamente; es un ser venturoso el que aquí manda.
Creo que con el tiempo mereceremos no tener gobiernos.
El gobierno tuvo su origen en el propósito de encontrar una forma de asociación que defienda y proteja la persona y la propiedad de cada cual con la fuerza común de todos.
Ningún gobierno puede sostenerse sin el principio del temor así como del deber. Los hombres buenos obedecerán a este último, pero los malos solamente al primero.
¿Cuál es el mejor gobierno? El que nos enseña a gobernarnos a nosotros mismos.
Al gobernar aprendí a pasar de la ética de los principios a la ética de las responsabilidades.
Todos los gobiernos mueren por la exageración de su principio.
Quien gobierna, mal descansa.
El gobierno no descansa en la fuerza, el gobierno es la fuerza; descansa en el consentimiento, o en una concepción de la justicia.
Cuando un pueblo se ha vuelto incapaz de gobernarse a sí mismo y está en condiciones para someterse a un amo, poco importa de dónde procede éste.
Arréglese al estado como se conduce a la familia, con autoridad, competencia y buen ejemplo.
Una sola cosa nos explica bien la historia y es en qué consisten los malos gobiernos.
La monarquía debe ser gobernada por demócratas, y una república por aristócratas.
El arte de un príncipe consiste en hacer el bien personalmente y el mal por segunda mano.
Hay muy pocos que sean tan necios que no prefieren gobernarse a sí mismos antes que ser gobernados por otros.
Hay ocasiones en que un gobierno debe ser liberal y otras en que debe ser dictatorial: aquí todo cambia y no hay eternidad.
El mejor gobierno es el que desea hacer feliz al pueblo y sabe cómo lograrlo.
¿Por qué ha sido instituido el gobierno? Porque las pasiones de los hombres no se ajustan a los dictados de la razón y la justicia sin una fuerza coercitiva.
El primer error que se comete en los negocios públicos es consagrarse a ellos.
Cuando se alza un poder ilegítimo, para legitimarlo basta reconocerlo.
Es una verdad indiscutible que el conjunto del pueblo de cada país desea sinceramente su prosperidad; pero es igualmente irrefutable que no posee el descernimiento y la estabilidad necesarios para un gobierno sistemático.
Dejad pensar al pueblo que gobierna y se dejará gobernar.
Los partidos son un mal inherente a los gobiernos libres.