Frases sobre el vivir
Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los "cómos".
Hay dos maneras de vivir su vida: una como si nada es un milagro, la otra es como si todo es un milagro.
El hombre que ha empezado a vivir seriamente por dentro, empieza a vivir más sencillamente por fuera.
¿Me preguntas por qué compro arroz y flores? Compro arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir.
¡Ojalá vivas todos los días de tu vida!
Quien sólo vive para sí, está muerto para los demás.
¿Por qué contentarnos con vivir a rastras cuando sentimos el anhelo de volar?
Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: vivir.
Vivimos bajo el mismo techo, pero ninguno tenemos el mismo horizonte.
Quien crea que su propia vida y la de sus semejantes está privada de significado no es sólo infeliz, sino que apenas es capaz de vivir.
Maestro, quisiera saber cómo viven los peces en el mar. Como los hombres en la tierra: los grandes se comen a los pequeños.
¡Ay que larga es esta vida! / ¡qué duros estos destierros! / ¡esta cárcel, estos hierros / en que el alma está metida! / Sólo esperar la salida me causa dolor tan fiero, / que me muero porque no muero.
Vivir no consiste en respirar sino en obrar.
Hay que vivir como se piensa, si no se acaba por pensar como se ha vivido.
Vivid arduamente, no temáis nada y os sonreirá el triunfo.
En realidad vivir como hombre significa elegir un blanco -honor, gloria, riqueza, cultura- y apuntar hacia él con toda la conducta, pues no ordenar la vida a un fin es señal de gran necedad.
El hombre que más ha vivido no es aquel que más años ha cumplido, sino aquel que más ha experimentado la vida.
Esforcémonos en vivir con decencia y dejemos a los murmuradores que digan lo que les plazca.
Vive sólo para ti si pudieres, pues sólo para ti si mueres, mueres.
Lástima que cuando uno empieza a aprender el oficio de vivir ya hay que morir.
Si vivir sólo es soñar, hagamos el bien soñando.
Yo podría ser el último paria de mi reino, un leproso abandonado por todos, sin recuerdo y sin esperanza de goce alguno, y aún quisiera vivir.
El arte de vivir consiste en conseguir que hasta los sepultureros lamenten tu muerte.
No siento el menor deseo de jugar en un mundo en el que todos hacen trampa.