Epicteto de Frigia
(55-135) Filósofo grecolatino.
Frases célebres
No pretendas que las cosas ocurran como tu quieres. Desea, más bien, que se produzcan tal como se producen, y serás feliz.
¿Quieres dejar de pertenecer al número de los esclavos? Rompe tus cadenas y desecha de ti todo temor y todo despecho.
Acusar a los demás de los infortunios propios es un signo de falta de educación. Acusarse a uno mismo, demuestra que la educación ha comenzado.
El hombre sabio no debe abstenerse de participar en el gobierno del Estado, pues es un delito renunciar a ser útil a los necesitados y un cobardía ceder el paso a los indignos.
Un barco no debería navegar con una sola ancla, ni la vida con una sola esperanza.
El error del anciano es que pretende enjuiciar el hoy con el criterio del ayer.
La felicidad no consiste en adquirir y gozar, sino en no desear nada, pues consiste en ser libre.
El infortunio pone a prueba a los amigos y descubre a los enemigos.
Si no tienes ganas de ser frustrado jamás en tus deseos, no desees sino aquello que depende de ti.
El deseo y la felicidad no pueden vivir juntos.
¿Qué ganarías con injuriar a una piedra que es incapaz de oírte? Pues bien, imita a la piedra y no oigas las injurias que te dirijan tus enemigos.
Sólo el hombre culto es libre.
La envidia es el adversario de los más afortunados.
No hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte. De lo que hay que tener miedo es del propio miedo
Todos los asuntos tienen dos asas: por una son manejables, por la otra no.
La fuente de todas las miserias para el hombre no es la muerte, sino el miedo a la muerte.
El exceso de cólera engendra la locura.
Si dicen mal de ti con fundamento, corrígete; de lo contrario, échate a reír.
Los placeres raros son los que más nos deleitan.
Cuando hayas de sentenciar procura olvidar a los litigantes y acordarte sólo de la causa.
Así como hay un arte de bien hablar, existe un arte de bien escuchar.
No se llega a campeón sin sudar.
La prudencia es el más excelso de todos los bienes.
Lo que inquieta al hombre no son las cosas, sino las opiniones acerca de las cosas.