Georg Christoph Lichtenberg
(1742-1799) Profesor de física y científico alemán.
Frases célebres
Nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos.
Concede a tu espíritu el hábito de la duda, y a tu corazón, el de la tolerancia.
El amor es ciego, pero el matrimonio le restaura la vista.
El matrimonio, al contrario de la fiebre, comienza con calor y termina con frío.
No te dejes contagiar, no des ninguna opinión como tuya antes de ver si se adecúa a ti, mejor opina tú mismo.
Los santos esculpidos han ejercido en el mundo mucha mayor influencia que los vivos.
El renombre y el reposo no compaginan.
Todo el mundo admite que las historias obscenas que uno mismo escribe, distan de tener un efecto tan peligroso como las escritas por otros.
Resulta imposible atravesar una muchedumbre con la llama de la verdad sin quemarle a alguien la barba.
Por lo menos una vez al año todo el mundo es un genio.
Nada revela mejor el carácter de los hombres que una burla tomada a mal.
Intentar modificar el carácter de un hombre es como tratar de enseñar a una oveja a tirar de un carro.
Ciertos hombres de mal corazón creen reconciliarse con el cielo cuando dan una limosna.
A la gloria de los más famosos se adscribe siempre algo de la miopía de los admiradores.
La mosca que no quiere ser cazada está más segura cuando se posa en el cazamoscas.
Una nación que quiere agradar a todos, puede ser despreciada por todos.
La inflación es como el pecado; cada gobierno la denuncia, pero cada gobierno la practica.
Hay gente que cree que todo cuanto se hace poniendo cara seria es razonable.