Proverbios

El amor hace pasar el tiempo; el tiempo hace pasar el amor

Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio.

El trabajo del pensamiento se parece a la perforación de un pozo: el agua es turbia al principio, mas luego se clarifica.

Vosotros, los europeos, tenéis los relojes, pero nosotros tenemos el tiempo.

Cuando apuntas con el dedo, recuerda que tres dedos te señalan a ti.

Recorre a menudo la senda que lleva al huerto de tu amigo, no sea que la maleza te impida ver el camino.

Mientras el tímido reflexiona, el valiente va, triunfa y vuelve.

Si quieres que algo se haga, encárgaselo a una persona ocupada.

El amor y la tos no pueden ocultarse

Al perro que tiene dinero se le llama señor perro.

Una vez terminado el juego el rey y el peón vuelven a la misma caja.

La mujer llora antes del matrimonio, el hombre después.

Nunca se pierden los años que se quita una mujer, van a parar a cualquiera de sus amigas.

Del escuchar procede la sabiduría, y del hablar el arrepentimiento.

No hay árbol que el viento no haya sacudido.

La crueldad es la fuerza de los cobardes.

El que teme sufrir ya sufre el temor.

Es cierto que no te quiero tanto como cuando éramos novios, pero es que a mi nunca me han gustado las mujeres casadas

Es más fácil variar el curso de un río que el carácter de un hombre.

Cuando bebas agua, recuerda la fuente.

El momento elegido por el azar vale siempre más que el momento elegido por nosotros mismos.

No hables mal del puente hasta haber cruzado el río.

Los ojos no sirven de nada a un cerebro ciego.

Pídeles consejos a los viejos y a los jóvenes, pero sigue tu propio sentido común.