Proverbios

¿Qué sentido tiene correr cuando estamos en la carretera equivocada?

Si no quieres que se sepa, no lo hagas.

Los que de veras buscan a Dios, dentro de los santuarios se ahogan.

El tiempo que pasa uno riendo es tiempo que pasa con los dioses.

Jamás se desvía uno tan lejos como cuando cree conocer el camino.

Todos los hombres estamos hechos del mismo barro, pero no del mismo molde.

Hay que guardarse bien de un agua silenciosa, de un perro silencioso y de un enemigo silencioso.

A quien teme preguntar, le avergüenza aprender.

Reza, pero no dejes de remar hacia la orilla.

Si tu mal tiene remedio ¿por qué te quejas?. Si no lo tiene ¿por qué te quejas?.

Trata a los pequeños como tú quisieras ser tratado por los grandes.

Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría.

Si quieres miel no des puntapiés sobre la colmena.

El que no da un oficio a su hijo, le enseña a ser ladrón.

Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu propia casa.

No puede impedirse el viento. Pero pueden construirse molinos.

Si todos tirásemos en la misma dirección, el mundo volcaría.

Las palabras son enanos, los ejemplos son gigantes.

Añorar el pasado es correr tras el viento.

La arena del desierto es para el viajero fatigado lo mismo que la conversación incesante para el amante del silencio.

Quien se empeña en pegarle una pedrada a la luna no lo conseguirá, pero terminará sabiendo manejar la honda.

Ningún amigo como un hermano; ningún enemigo como un hermano.

Nadie prueba la profundidad del río con ambos pies.

Quien lleva toda su vida a su mujer sobre la espalda, cuando la deja en el suelo, ella dice: ¡Estoy fatigada!.