Denis Diderot
(1713-1784) Escritor francés.
Frases célebres
Engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga.
Todos quieren tener amigos y nadie quiere serlo.
El primer paso hacia la filosofía es la incredulidad.
Se habla sin cesar contra las pasiones. Se las considera la fuente de todo mal humano, pero se olvida que también lo son de todo placer.
No arrepentirse ni hacer reproches a los demás, son los pasos de la sabiduría.
El hombre más feliz es el que hace la felicidad del mayor número de sus semejantes.
Los médicos trabajan para conservarnos la salud, y los cocineros para destruirla, pero estos últimos están más seguros de lograr su intento.
La indiferencia hace sabios y la insensibilidad monstruos.
La ignorancia está menos lejos de la verdad que el prejuicio.
El que te habla de los defectos de los demás, con los demás hablará de los tuyos.
El mártir espera la muerte; el fanático corre a buscarla.
Del fanatismo a la barbarie sólo media un paso.
El amor priva de espíritu a quienes lo tienen, y se lo da a los que carecen de él.
Cuidado con el hombre que habla de poner las cosas en orden. Poner las cosas en orden siempre significa poner las cosas bajo su control.
Las frases concisas son como clavos afilados que clavan la verdad en nuestra memoria.
Los errores pasan, sólo la verdad permanece.
No hay más soberano legítimo que la nación; no puede haber más legislador legítimo que el pueblo.
Quien puede forzarnos al bien, también podría forzarnos al mal. Un primer déspota justo, enérgico y esclarecido, es una desgracia; un segundo déspota justo, enérgico y esclarecido es una desgracia mayor; un tercero que se pareciera a los dos primeros, al hacer olvidar a los pueblos sus privilegios consumaría su esclavitud.
El gobierno arbitrario de un príncipe, aunque sea justo y esclarecido, es siempre malo.
Quien necesite un protocolo nunca llegará lejos; los genios leen poco, practican mucho y se hacen a sí mismos.