Montesquieu

(1689-1755) Charles-Louis de Secondat. Escritor y político francés uno de los representantes más destacados del pensamiento de la Ilustración.

Frases célebres

El talento es un don que Dios nos hace en secreto, y que nosotros revelamos sin saberlo.

La libertad es el derecho a hacer lo que las leyes permiten. Si un ciudadano tuviera derecho a hacer lo que éstas prohíben, ya no sería libertad, pues cualquier otro tendría el mismo derecho.

La descomposición de todo gobierno comienza por la decadencia de los principio sobre los cuales fué fundado.

Cuando nacen las sociedades, los jefes de un Estado son los que dan a éste su carácter especial. Después, este carácter especial es el que forma a los jefes de Estado.

Cuando se busca tanto el modo de hacerse temer se encuentra siempre primero el de hacerse odiar.

Las personas que tienen poco que hacer son por lo común muy habladoras: cuanto más se piensa y obra, menos se habla.

En el derecho público el acto de justicia más severo es la guerra, porque puede tener por efecto la destrucción de la sociedad.

Los malos ejemplos son más dañinos que los crímenes.

Las costumbres hacen las leyes, las mujeres hacen las costumbres; las mujeres, pues, hacen las leyes.

Si nos bastase ser felices, la cosa sería facilísima; pero nosotros queremos ser más felices que los demás, y esto es casi siempre imposible, porque creemos que los demás son bastante más felices de lo que son en realidad.

La mayoría de veces el éxito depende de saber cuánto se ha de tardar en lograrlo.

El lujo está siempre en proporción con el desnivel de las fortunas.

Más Estados han perecido por la depravación de las costumbres que por la violación de las leyes.

Quisiera abolir las pompas fúnebres. Hay que llorar a los hombres cuando nacen y no ya cuando mueren.

Las cabezas de los hombres más grandes se achican cuando se reúnen, y allí donde hay más cuerdos es también donde hay menos cordura.

La religión cristiana, que parece no tiene por objeto más que la felicidad de la otra vida, nos hace también dichosos en ésta.

Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder.

Los países no están cultivados en razón de su fertilidad, sino en razón de su libertad.

La mayor parte de los hombres son capaces más bien de grandes acciones que de buenas acciones.

El divorcio es indispensable en las modernas civilizaciones.

Cuando los hombres prometen a una mujer que la amarán siempre suponen a su vez que ellas les promenten ser siempre amables; si ella falta a su palabra, ellos no se creen obligados por la suya.

Cuando un gobierno dura mucho tiempo se descompone poco a poco y sin notarlo.

Si los triangulos hicieran un dios, lo idearían con tres lados.

La adversidad es nuestra madre; la prosperidad sólo es nuestra madrastra.