Refranes

Si da el cántaro en la piedra, o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro.

Una vez al año no hace daño.

A quien madruga, Dios le ayuda.

A rey muerto, rey puesto.

Bueno es que haya ratones, para que no se sepa quien se come el queso.

Cada uno habla de la feria según como le va en ella.

De desagradecidos está el infierno lleno.

Después de la tempestad viene la calma.

Dijo la sartén al cazo: quítate allá, que me tiznas.

Ningún hombre honesto se hace rico en un momento.

En caso de duda, no determines, cosa alguna.

No hay mal que por bien no venga.

No hay que vender la piel del oso antes de haberlo matado.

Sobre gustos no hay nada escrito.

Agua por mayo, pan para todo el año.

Aramos, dijo la mosca al buey.

Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Entre sastres no se pagan hechuras.

Hombre prevenido vale por dos.

Las cosas de palacio van despacio.

Mezcladas andan las cosas: junto a las ortigas nacen las rosas.

Ira de hermanos, ira de diablos.

No se pueden pedir peras al olmo.

Quien espera, desespera.